En esta actividad, tenemos que modificar el transcurso de una historia de forma que el resultado sea un relato divertido (que a veces puede funcionar a modo de burla o crítica). Yo he escogido el cuento de Caperucita Roja:
En un pueblo situado en los confines de una tierra sin nombre, una niña bien conocida por el pueblo por su (falsa) fama de buena niña discutía acaloradamente con su madre.
- Pero, ¿por qué no puedes ir tú?
-Porque soy una mujer adulta y ocupada, hija.- dijo su madre con tono cansado- Así que irás tú a llevar esta cesta de comida a tu abuela.
-Joooooolíiin- refunfuñó Caperucita, nombre que incluso su madre tomaba para la niña, ya que su nombre Leocadia Sempronia Hermenegilda Porfiria podría ocasionarle más de un mal rato.
En fin, Caperucita salió de su casa ataviada con su vestido blanco, unas botas y su abrigo con capucha rojo, que le daba su nombre. A cada vecino que pasaba, le dedicaba una sonrisa encantadora. Sin embargo, a cada uno de los niños (cuya inocencia fatídicamente realista les hacía inmunes a la fachada zalamera de la niña) les tiraba una piedra y les hacía una mueca. Así mantenía su reputación por el pueblo (al igual que su número de amigos en 0). Salió del pueblo, y se adentró en el bosque. Allí se entretuvo para robar pedazos del pastel de manzana y canela que su madre había preparado a su abuela. También pisó unas flores cuidadosamente plantadas y tiró un nido de pájaros de una pedrada lanzada con su tirachinas (que siempre llevaba a modo de amenaza a todo aquel que osara desafiar al demonio de 12 años). Al continuar su camino, se encontró un lobo separado de su manada, que tenía una pata herida, y no se le ocurrió nada mejor que echar un poco de la sal que llevaba en la cesta en dicho corte. Después, decidió seguir molestando a aquel pobre lobo con pedradas y golpes, hasta que el desafortunado animal estallo en aullidos iracundos y empezó a perseguirla. Caperucita empezó a correr asustada hasta llegar a casa de su abuela. Allí, utilizó su mascarada encantadora para convencer a su abuelo; antiguo cazador, de que aquel lobo era malvado, y dar origen así a uno de los cuentos infantiles más populares.
En un pueblo situado en los confines de una tierra sin nombre, una niña bien conocida por el pueblo por su (falsa) fama de buena niña discutía acaloradamente con su madre.
- Pero, ¿por qué no puedes ir tú?
-Porque soy una mujer adulta y ocupada, hija.- dijo su madre con tono cansado- Así que irás tú a llevar esta cesta de comida a tu abuela.
-Joooooolíiin- refunfuñó Caperucita, nombre que incluso su madre tomaba para la niña, ya que su nombre Leocadia Sempronia Hermenegilda Porfiria podría ocasionarle más de un mal rato.
En fin, Caperucita salió de su casa ataviada con su vestido blanco, unas botas y su abrigo con capucha rojo, que le daba su nombre. A cada vecino que pasaba, le dedicaba una sonrisa encantadora. Sin embargo, a cada uno de los niños (cuya inocencia fatídicamente realista les hacía inmunes a la fachada zalamera de la niña) les tiraba una piedra y les hacía una mueca. Así mantenía su reputación por el pueblo (al igual que su número de amigos en 0). Salió del pueblo, y se adentró en el bosque. Allí se entretuvo para robar pedazos del pastel de manzana y canela que su madre había preparado a su abuela. También pisó unas flores cuidadosamente plantadas y tiró un nido de pájaros de una pedrada lanzada con su tirachinas (que siempre llevaba a modo de amenaza a todo aquel que osara desafiar al demonio de 12 años). Al continuar su camino, se encontró un lobo separado de su manada, que tenía una pata herida, y no se le ocurrió nada mejor que echar un poco de la sal que llevaba en la cesta en dicho corte. Después, decidió seguir molestando a aquel pobre lobo con pedradas y golpes, hasta que el desafortunado animal estallo en aullidos iracundos y empezó a perseguirla. Caperucita empezó a correr asustada hasta llegar a casa de su abuela. Allí, utilizó su mascarada encantadora para convencer a su abuelo; antiguo cazador, de que aquel lobo era malvado, y dar origen así a uno de los cuentos infantiles más populares.
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